13 de agosto de 2018 en | Gastronomía
De unos años a la fecha, las bodegas de este emblemático lugar se han convertido en el epicentro de un movimiento que pretende reivindicar su imagen y dotarlo de una nueva dinámica, que involucre tanto a sus locatarios, como a las personas que hacen uso cotidiano de él, generando experiencias memorables en todos y cada uno de sus rincones.
Con lo anterior, se busca dejar atrás el mito de que la Central es solo un mercado para comprar al mayoreo, y desde hace tiempo se trabaja para hacer saber a sus visitantes que aquí hay algo para cada uno de ellos; el empresario, el chef, los turistas, el gourmet o el curioso que solo llega atraído por sus incontables historias.
Y es que este sitio es un inmenso océano de posibilidades, no solo gastronómicas, en donde el cliente quedará extasiado en un mar de colores, aromas y cultura, a través del cual podrá descubrir, entre sus inmensos pasillos, las distintas regiones de un país tan diverso como México, entre un abanico inagotable de más de 15 mil productos, provenientes de todos los rincones de la República.
Basta compartir algunos minutos con aquellos que saben todo, o casi todo, de este lugar, para hacer una recopilación de datos que dejaría a cualquiera con la boca abierta y con ganas de regresar, comenzando por el hecho de que la Central es considerada el mercado más grande del mundo, de acuerdo con la Unión Mundial de Mercados Mayoristas; el segundo y tercer lugar los ocupan el Rungis de Francia y el Mercamadrid de España, respectivamente.
Pero quizá lo más interesante de este espacio, son los esfuerzos que se han realizado para retomar e integrar la tradición muralista y pictórica de México, pues hace unos años nació Central de Muros, un proyecto de arte, donde pintores de varias partes del mundo han plasmado, hasta la fecha, 24 muros y un bajo puente, que hoy forman parte del patrimonio cultural de la Central de Abasto.
Estas piezas de arte monumental han hecho de este espacio la galería abierta más grande del país y de América Latina; en sus paredes se refleja la vida cotidiana de los comerciantes y hacen referencia a la importancia que tienen el maíz y los frutos del campo para la subsistencia de los mexicanos, así como el significado de los mercados, como elemento de identidad cultural.
