Texto: Edgar Rogelio Reyes/ Fotos: cortesia Hacienda San Antonio Hool
A juzgar por la imagen del antiguo salón que hoy hace las veces de cuarto de juegos, una cosa es segura, el esplendor ha vuelto a la antigua hacienda. Lo mismo sucede con lo que fue la capilla, los jardines e incluso la chimenea del antiguo cuarto de máquinas lucen diferentes.
El enorme recibidor que hoy es adornado con sillones y mecedoras que invitan a contemplar los atardeceres de Mérida está volviendo a lucir su antigua magnificencia, una magnificencia que el tiempo y el abandono habían ocultado, pero que jamás pudieron arrebatarle.
Lo mejor de todo es que prácticamente lo mismo ocurre en cada rincón. Luego de un largo proceso de restauración llevado a cabo por un grupo multidisciplinario de expertos, la hacienda San Antonio Hool, ubicada en Mérida, Yucatán ha recobrado por completo el esplendor de antiguos tiempos y aunque su vocación ha cambiado por completo, de alguna manera el encanto permanece intacto para deleite de los nuevos visitantes.
La sala que ahora forma parte de una de las suites se inunda por completo con los rayos de sol de la mañana, de hecho, la enorme ventana a través de la cual se cuelan, parece haber sido hecha con ese único propósito, secuestrar la luz del sol, y a la par, dar pie a una escena en extremo acogedora.
Ya nos son muebles antiguos los que adornan el espacio, sino una versión mucho más contemporánea que le dan un aire fresco y mucho más actual al lugar. Es aquí donde cabe subrayar que, esto no es un museo, tampoco una galería, se trata de un nuevo tipo de hotel que rescata el legado histórico de una construcción para crear una propuesta de alojamiento vanguardista.