Nuevos escenarios
En este contexto, Vera Prendes advierte que a pesar de que las proyecciones son prometedoras, el éxito de las empresas, cualquiera que sea su rubro, radicará en su capacidad para saber leer las tendencias en un mundo globalizado y digital, que cada vez deja menos espacios para las interpretaciones erróneas y la pérdida de tiempo valioso.
El cambio ha sido tan vertiginoso, que parece que no todos están conscientes. En poco más de una década, Internet, las redes sociales, y en particular las aplicaciones móviles, han provocado una verdadera revolución en la forma de vivir y consumir en todo el mundo, y la industria de los viajes no es la excepción; de hecho, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Internet, el turismo representa 56 % del total del comercio electrónico que se realiza en México, de modo que, entender rápido la dirección que han tomado los gustos del público meta, será crucial.
Por otro lado, la aparición de la “economía compartida” ha venido a reformular gran parte del esquema de negocios que conocíamos hasta entonces, subraya Prendes. Esta tendencia es definida por Tim Bradshaw, del Financial Times, como “…aquella que facilita el intercambio de bienes y servicios entre particulares”, principalmente con el uso de aplicaciones móviles, que conectan a quien ofrece el servicio con quien lo demanda; este es el caso de Uber o Airbnb; la primera, una compañía líder mundial en el servicio de traslados con chofer, que no cuenta con un solo auto propio, y la segunda, una de las arrendadoras de habitaciones más importantes a nivel mundial, que no tiene ningún hotel en su inventario.
El reacomodo de este escenario ha dado pie a que la tendencia en la industria turística apunte cada vez más a la personalización de los viajes; “…en los años 70 esta modalidad se limitaba a preguntarle al turista si prefería ventanilla o pasillo; hoy en día es mucho más complejo que eso; implica saber perfectamente qué le gusta a cada viajero en grados muy detallados, tanto como qué música escucha, qué hoteles le agradan, si quiere una cama queen o matrimonial, y eso se le llama inteligencia de negocio”, subraya Vera Prendes.
Echar mano de lo que ahora se conoce como Big Data, es decir, todos los datos que se encuentran concentrados en la nube y las redes sociales, permitirá crear experiencias cada vez más personalizadas, convirtiendo ese término en Smart Data, lo que se traduce en la conversión de interminables archivos de datos y números, en información valiosa que permita tomar decisiones acertadas, y en este caso, en grandes volúmenes de datos convertidos en conocimiento profundo de las preferencias de los viajeros, que nos permita adelantar a las tendencias.