El turismo de negocios en la nueva era tecnológica

17 de junio de 2017 en |Categoría

 

- El sector de turismo de negocios crece a un ritmo de doble dígito cada año, y en todo el mundo representa 1,300 millones de dólares.


- En la región de América Latina el segmento de Meetings & Events ha tenido un buen desempeño, en términos generales, si se exceptúa a Brasil, que actualmente está experimentando una contracción de su economía, mientras que Estados Unidos ha experimentado un crecimiento moderado, y Europa reporta un comportamiento estable en el último año.

De acuerdo con la empresa Carlson Wagonlit Travel (CWT), líder global en la gestión de viajes de negocios, reuniones y eventos, el valor de este mercado representa 17 mil millones de dólares, tan solo en México, cifra que equivale al 1.5 % del PIB nacional, mientras que a nivel global se espera que el segmento tenga un crecimiento de ventas del 9 % con respecto al año anterior.


Gerardo Vera Prendes, Director General para México y Centroamérica de CWT, opina que son varios los factores que se conjugan, dando como resultado este diagnóstico alentador, y que hacen pensar a los expertos que dicho segmento seguirá creciendo en nuestro país, a un ritmo de doble dígito, en los próximos años. Por un lado, la irrupción en el mundo del turismo de las nuevas tecnologías, encabezadas por las redes sociales; por el otro, el crecimiento de la industria automotriz y farmacéutica ha propiciado un robustecimiento del turismo de negocios, y se han convertido en dos de sus principales motores.


A las dos anteriores habrá que sumarles el sector energético, que si bien en los últimos años ha pasado por un período de estancamiento, con la paulatina estabilización de los precios del petróleo y la llegada de compañías extranjeras, producto de la reforma energética, promete reactivar el segmento y devolverle dinámica a la económica de estados como Tabasco y Campeche.


Asimismo, está la propia naturaleza del segmento, que “…a diferencia del turista de placer, el viajero de negocios no puede cambiar su destino según sus preferencias”, acota Gerardo Vera, pues está conformado por hombres de negocios, cuya motivación de viaje es una actividad profesional, y sus traslados tienen que realizarse, independientemente de que el destino al que viajen sea considerado inseguro o incluso blanco de ataques terroristas; circunstancia que lo hace intrínsecamente más estable que el segmento de leisure, o que el mercado de congresos y convenciones. Es por esta razón que las alertas de riesgo de Estados Unidos y otros países no afectan significativamente los flujos.


Lo que sí ha cambiado, dice el líder de CWT, es el tipo y grado de precauciones que deben tener los viajeros al momento de llegar a su destino. En este caso, las compañías especializadas en gestión de viajes, han optado por tener un monitoreo mucho más detallado de cada uno de sus viajeros, los cuales incluyen conocer a detalle su itinerario de viaje, el lugar en el que se hospedan y las actividades que tienen programadas, para poder actuar en caso de una contingencia.


Nuevos escenarios

En este contexto, Vera Prendes advierte que a pesar de que las proyecciones son prometedoras, el éxito de las empresas, cualquiera que sea su rubro, radicará en su capacidad para saber leer las tendencias en un mundo globalizado y digital, que cada vez deja menos espacios para las interpretaciones erróneas y la pérdida de tiempo valioso.


El cambio ha sido tan vertiginoso, que parece que no todos están conscientes. En poco más de una década, Internet, las redes sociales, y en particular las aplicaciones móviles, han provocado una verdadera revolución en la forma de vivir y consumir en todo el mundo, y la industria de los viajes no es la excepción; de hecho, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Internet, el turismo representa 56 % del total del comercio electrónico que se realiza en México, de modo que, entender rápido la dirección que han tomado los gustos del público meta, será crucial.


Por otro lado, la aparición de la “economía compartida” ha venido a reformular gran parte del esquema de negocios que conocíamos hasta entonces, subraya Prendes. Esta tendencia es definida por Tim Bradshaw, del Financial Times, como “…aquella que facilita el intercambio de bienes y servicios entre particulares”, principalmente con el uso de aplicaciones móviles, que conectan a quien ofrece el servicio con quien lo demanda; este es el caso de Uber o Airbnb; la primera, una compañía líder mundial en el servicio de traslados con chofer, que no cuenta con un solo auto propio, y la segunda, una de las arrendadoras de habitaciones más importantes a nivel mundial, que no tiene ningún hotel en su inventario.


El reacomodo de este escenario ha dado pie a que la tendencia en la industria turística apunte cada vez más a la personalización de los viajes; “…en los años 70 esta modalidad se limitaba a preguntarle al turista si prefería ventanilla o pasillo; hoy en día es mucho más complejo que eso; implica saber perfectamente qué le gusta a cada viajero en grados muy detallados, tanto como qué música escucha, qué hoteles le agradan, si quiere una cama queen o matrimonial, y eso se le llama inteligencia de negocio”, subraya Vera Prendes.


Echar mano de lo que ahora se conoce como Big Data, es decir, todos los datos que se encuentran concentrados en la nube y las redes sociales, permitirá crear experiencias cada vez más personalizadas, convirtiendo ese término en Smart Data, lo que se traduce en la conversión de interminables archivos de datos y números, en información valiosa que permita tomar decisiones acertadas, y en este caso, en grandes volúmenes de datos convertidos en conocimiento profundo de las preferencias de los viajeros, que nos permita adelantar a las tendencias.


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Uno de los mejores ejemplos que se está poniendo cada vez más de moda, es el “bleisure”, concepto que viene de la combinación de business y leisure, o lo que es lo mismo, la integración de un poco de placer durante un viaje de negocios, que está cada vez más presente, sobre todo en los viajeros millennials. En este caso, la posibilidad de alargar la estadía, ya con un carácter de placer, estará directamente relacionada con qué tan atractivo y exótico es un destino.


Este complejo escenario ha provocado que las compañías pasen de un esquema de servicio a uno de autoservicio, en donde los locales físicos que un día distinguieron a las agencias de viaje, poco a poco han ido disminuyendo su número y han cedido terreno al Internet, con el que los viajeros gestionan sus propios viajes, especialmente si se trata de los más jóvenes.


Y por último, aparece un factor, que es quizás el que más influencia haya ejercido en la necesidad de las empresas para adaptarse a los nuevos tiempos, la movilidad, que hoy en día lo es todo. Con la aparición de los teléfonos inteligentes, millones de usuarios pueden estar conectados las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y comprar, desde una comida de su restaurante favorito, hasta un viaje a China, en menos de 30 minutos, y todo, gracias a un dispositivo que cabe en la palma de la mano.

Grandes retos para México

No obstante que el escenario resulta favorable, en opinión del experto existen cuatro rubros en los que México debe trabajar con ímpetu para mejorar sus resultados y el crecimiento del turismo de negocios: conectividad, cobertura tecnológica, infraestructura y seguridad.


En ese orden, la conclusión del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México es sin duda el paso más importante para elevar significativamente la llegada de turistas; un proyecto que pese a su importancia está al menos 12 años retrasado con respecto a las necesidades del país, para que se convierta en el gran hub de América Latina, además del centro de distribución de pasajeros más importante.


Por último, está el tema de la inseguridad, un objetivo que ha estado sobre la mesa los últimos tiempos y que, sin embargo, el gobierno federal ha sido incapaz de resolver, lo cual, al final del día, sí impacta, pues en ciertos destinos inhibe la llegada de más turistas y afecta en la realización de más congresos y convenciones.