Miguel Torruco en su laberinto, sigue dando tumbos

23 Agosto de 2020 | Columna Segmentos

 

Texto Juan Gerardo Reyes.


Fotos: Archivo

 


Segmentos

El pasado 16 de abril de 2019 escribí algunos comentarios para un medio de difusión nacional. En su momento hubo comentarios de apoyo y opiniones negativas respecto al contenido de dicho escrito.


Recordemos:


En la administración de Andrés Manuel López Obrador, como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal -- del 5 de diciembre de 2000 al 29 de julio de 2005 --, designó a la destacada escritora de origen cubano, Julieta Campos de la Torre, como Secretaria de Turismo; un cargo que nunca se supo si le gustó, le molestó o simplemente no le importó a la también esposa de Enrique González Pedrero, quien fuera gobernador de Tabasco. Lo único cierto es que era una dama con gran cultura, pero poco conocimiento del turismo.


En ese contexto, podría decirse que tampoco a López Obrador el turismo le significó algo importante, incluso, hay quien dice que le molestaba y, en consecuencia, dirigió sus acciones a tareas más importantes. Había recursos para el turismo pero no hubo esfuerzo por imprimirle el dinamismo necesario. Fue un segmento olvidado, abandonado y casi despreciado.


Catorce años después, todo indicaba que el turismo tendría el mayor apoyo en virtud de la contundencia de sus números y los grandes beneficios que aportaba a la economía nacional, sin embargo, en esos momentos el sector era un caos encabezado por un secretario como Miguel Torruco Marqués que no acierta a dar dirección, porque, entre otras cosas, carece del apoyo necesario.


A la falta de contundencia de la política turística que pretende aplicar Torruco Marqués, hay que añadirle su mala surte. Cuando fue Secretario de Turismo en el Gobierno del Distrito Federal, con Miguel Ángel Mancera, no tuvo ningún éxito por la falta de apoyo. Carecía de los recursos necesarios para la promoción turística y el capital que existía (que era mucho) lo manejaba el Fondo Mixto de Promoción Turística, a cargo de Armando López Cárdenas, con quien tenía diferencias de tipo personal y no lo ayudó en su trabajo al frente de la Secretaría; no recibió recursos para la promoción.


El funcionario fue de tumbo en tumbo hasta que decidió apoyar a Andrés Manuel López Obrador en su carrera por la presidencia y entonces Miguel Ángel Mancera lo despidió.


Una vez designado Secretario de Turismo, se cumple uno de los sueños más ambicionados de este personaje, consuegro de uno de los hombres más poderosos de México, pero, como ya le había ocurrido, carece otra vez de los apoyos necesarios y no logra estructurar una adecuada política turística que convenza.


Nuevamente, de tropiezo en tropiezo, Torruco fracasó en la Feria Internacional de Berlín donde se instaló un stand que dejó mucho que desear dado el gran potencial turístico que México tiene; pero ya venía de otra caída en la Feria de Turismo de Madrid y también de una fallida presentación de la Estrategia Nacional de Turismo 2019-2024, que a nadie convenció.


Ni que hablar de la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México que lo deja sin recursos para la promoción, ya que los dineros se destinarán a la construcción del Tren Maya; a esto se debe agregar el cierre de las oficinas de promoción turística en diversas partes del mundo.


El panorama no pinta bien para México en materia de turismo. Ya se empiezan a ver los primeros síntomas del desplome turístico. No hay recursos para una adecuada promoción y se carece de un buen conductor que dirija exitosamente la nave.


El primer descalabro de Miguel Torruco se lo dio el doctor Simón Levy, Subsecretario de Planeación y Política Turística de la Secretaría de Turismo, con su renuncia. El funcionario se fue a la Oficina de la Presidencia con Alfonso Romo, su verdadero aliado y líder de grupo.


El enfrentamiento con los empresarios turísticos es evidente y en la edición XLIV del Tianguis Turístico de México (Acapulco, Gro.), quedó de manifiesto las demandas del sector empresarial, por un lado y, por el otro, el respaldo a su secretario de turismo por parte del Presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que habla de una ruptura con el sector, que no ve en Torruco Marqués un líder capaz de conducir los destinos de la industria sin chimenea.


Si no hay corrección en el rumbo pronto, difícilmente se evitará que nos estrellemos, turísticamente hablando.


Lamentablemente para aquellos que nos criticaron y, para desgracia de México, el tiempo nos da la razón.


Ahora hay que agregar los estragos de la pandemia del coronavirus, la crisis económica y el adelgazamiento del gobierno que trae como consecuencia la desaparición de la Subsecretaria de Planeación y Política Turística.


La estructura de la Secretaría de Turismo es tan raquítica que el edificio de Presidente Mazaryk 172 les queda grande; y lo que hacen es tan poco, que si esta dependencia desaparece, simplemente pasaría desapercibida.


Ya lo intentó Felipe Calderón. Pero esa es otra historia.


En resumen, Miguel Torruco en su laberinto, sigue dando tumbos.


Hasta la próxima.